Análisis de la adecuación del capital

El análisis de la adecuación del capital es una medida clave de la solidez y estabilidad financiera de un banco. Indica hasta qué punto un banco puede absorber pérdidas y cumplir sus obligaciones con depositantes y acreedores. Una de las principales formas de evaluar la adecuación del capital es utilizar ratios que comparen distintos tipos de capital con los activos ponderados en función del riesgo (APR).

Los APR son los activos totales de un banco ajustados por su nivel de riesgo. Cuanto mayor es el riesgo de un activo, mayor es su ponderación en el cálculo de los APR. Por ejemplo, el efectivo tiene una ponderación cero, mientras que los préstamos tienen diferentes ponderaciones en función de su calidad crediticia, vencimiento y garantía.

Para medir la adecuación del capital se utilizan tres ratios principales:

- Ratio de capital ordinario de nivel 1 (CET1): Es la relación entre el capital CET1 y los APR:

El capital CET1 es la forma de capital de mayor calidad y liquidez. Se compone de acciones ordinarias, beneficios no distribuidos y otros ingresos globales. El coeficiente CET1 mínimo exigido por Basilea III, el marco regulador mundial de los bancos, es del 4,5%.

- Ratio de capital de nivel 1 (T1):

Es la relación entre el capital T1 y los APR. El capital T1 incluye el capital CET1 más el capital T1 adicional, que es una forma de capital de menor calidad pero relativamente líquida. Consiste en acciones preferentes no acumulativas y algunos tipos de valores híbridos. El coeficiente T1 mínimo exigido por Basilea III es del 6,0%.

- Ratio de capital total:

Es la relación entre el capital total y los APR. El capital total incluye el capital T1 más el capital de nivel 2 (T2), que es una forma de capital de menor calidad y liquidez. Consiste en deuda subordinada, acciones preferentes acumulativas y algunos tipos de valores híbridos. El ratio mínimo de capital total exigido por Basilea III es del 8%.

Estos ratios son indicadores importantes de la solvencia de un banco y de su capacidad para soportar perturbaciones financieras. Un ratio más alto significa que un banco tiene más capital en relación con su exposición al riesgo, lo que reduce la probabilidad de insolvencia o intervención reguladora. Un coeficiente más bajo significa que un banco tiene menos capital en relación con su exposición al riesgo, lo que aumenta la probabilidad de insolvencia o intervención reguladora.