Estilo de gestión
Estilo de gestión
Los ETF emplean predominantemente uno de estos dos estilos de gestión: activa o pasiva.
Gestión activa de ETF:
Los ETF activos tratan de superar la rentabilidad de su índice de referencia. Los gestores de cartera seleccionan y ajustan activamente los activos de estos fondos, con el objetivo de generar rendimientos que superen al índice con el que se comparan. Este enfoque práctico suele traducirse en comisiones más elevadas debido a la experiencia y el esfuerzo que implica. Aunque los gestores siguen los índices, sus decisiones no están estrictamente vinculadas a ellos, lo que deja margen para la asignación estratégica de activos y la obtención de rendimientos superiores.
Ventajas:
- Posibilidad de obtener mayores rendimientos
- Gestión profesional
- Flexibilidad en la asignación de activos.
Inconvenientes:
- Comisiones más elevadas
- Riesgo de rentabilidad inferior
- Rentabilidad menos previsible
Gestión pasiva de ETF:
Los ETF pasivos pretenden reflejar la rentabilidad de un índice específico, manteniendo los activos en la misma proporción en que están representados en el índice. Tratan de replicar los rendimientos de este índice, lo que a menudo se traduce en comisiones más bajas para los inversores debido a la ausencia de gestión activa. Los ETF pasivos admiten la negociación intradía, lo que permite a los inversores comprar y vender acciones durante las horas de mercado.
Ventajas:
- Comisiones más bajas
- Rentabilidad previsible
- Disponibilidad de negociación intradía
Inconvenientes:
- Limitado a la rentabilidad del índice
- No hay potencial de rentabilidad superior
- Menor flexibilidad para responder a los cambios del mercado