¿Reescribe el gigante del silicio las reglas de la IA?Broadcom se ha convertido en un arquitecto crítico, aunque subestimado, de la revolución de la inteligencia artificial. Mientras las aplicaciones de IA orientadas al consumidor dominan los titulares, Broadcom opera en la capa de infraestructura: diseñando chips personalizados, controlando tecnología de red y gestionando plataformas de nube empresarial. La empresa ostenta un 75% de cuota en aceleradores de IA personalizados, colabora en exclusiva con Google en sus Unidades de Procesamiento Tensorial (TPU) y recientemente cerró un gran acuerdo con OpenAI. Esta posición como “traficante de armas” de la IA ha impulsado a Broadcom a una valoración de 1,78 billones de dólares, convirtiéndola en una de las empresas de semiconductores más valiosas del mundo.
La estrategia de la compañía se asienta en tres pilares: dominio del silicio personalizado mediante la plataforma XPU, control de la nube privada tras la adquisición de VMware y agresiva ingeniería financiera. La experiencia técnica de Broadcom en áreas críticas como la tecnología SerDes y el empaquetado avanzado de chips crea barreras formidables a la competencia. Su Ironwood TPU v7, diseñado para Google, ofrece un rendimiento excepcional gracias a innovaciones en refrigeración líquida, enorme capacidad de memoria HBM3e e interconexiones ópticas de alta velocidad que permiten que miles de chips funcionen como un sistema unificado. Esta integración vertical desde el diseño de silicio hasta el software empresarial genera un modelo de ingresos diversificado y resistente a la volatilidad del mercado.
Sin embargo, Broadcom enfrenta riesgos significativos. La dependencia de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) para la producción crea vulnerabilidad geopolítica, sobre todo ante el aumento de tensiones en el Estrecho de Taiwán. Las restricciones comerciales EE.UU.-China han comprimido ciertos mercados, aunque las sanciones también han concentrado la demanda en proveedores conformes. Además, la empresa arrastra más de 70.000 millones de dólares en deuda por la compra de VMware, lo que obliga a un desapalancamiento agresivo pese a fuertes flujos de caja. El polémico cambio de VMware a precios basados en suscripción, aunque exitoso financieramente, ha generado fricción con los clientes.
De cara al futuro, Broadcom parece bien posicionada para el continuo despliegue de infraestructura de IA hasta 2030. El giro hacia cargas de inferencia y sistemas de IA “agentes” favorece los circuitos integrados específicos de aplicación (ASIC) frente a las GPU de propósito general: precisamente la fortaleza principal de Broadcom. Su cartera de patentes proporciona tanto ingresos ofensivos por licencias como protección defensiva a sus socios. Bajo el liderazgo disciplinado del CEO Hock Tan, Broadcom ha demostrado una eficiencia operativa implacable, centrándose exclusivamente en clientes empresariales de mayor valor y desinvirtiendo activos no estratégicos. A medida que la implantación de IA se acelera y las empresas adoptan arquitecturas de nube privada, la posición única de Broadcom —que abarca silicio personalizado, infraestructura de red y software de virtualización— la establece como habilitadora esencial, aunque en gran medida invisible, de la era de la IA.
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¿Quién impulsa silenciosamente la revolución de la IA?Mientras los reflectores suelen centrarse en gigantes de la inteligencia artificial como Nvidia y OpenAI, un actor menos conocido pero igualmente crucial, CoreWeave, está emergiendo rápidamente como una fuerza fundamental en el panorama de la IA. Este proveedor especializado de computación en la nube para IA no solo participa en el auge de la IA; está construyendo la infraestructura esencial que lo sustenta. El modelo único de CoreWeave permite a las empresas "alquilar" Unidades de Procesamiento Gráfico (GPU) de alto rendimiento desde su nube dedicada, democratizando el acceso al enorme poder de cómputo necesario para el desarrollo avanzado de IA. Este enfoque estratégico ha posicionado a CoreWeave para un crecimiento sustancial, como lo demuestra su impresionante aumento de ingresos del 420% interanual en el primer trimestre de 2025 y una cartera en expansión de más de 25.000 millones de dólares en obligaciones de rendimiento pendientes.
El papel fundamental de CoreWeave se hizo aún más evidente con la reciente asociación entre Google Cloud y OpenAI. Aunque parece un triunfo para los titanes tecnológicos, es CoreWeave quien proporciona la potencia de cómputo crítica que Google luego revende a OpenAI. Esta participación indirecta pero crucial posiciona a CoreWeave en el centro de las colaboraciones más significativas de la revolución de la IA, validando su modelo de negocio y su capacidad para satisfacer las exigentes necesidades computacionales de los principales innovadores en IA. Más allá de ofrecer poder de cómputo bruto, CoreWeave también innova en el ámbito del software. Tras adquirir la plataforma de desarrollo de IA Weights & Biases en mayo de 2025, CoreWeave lanzó nuevos productos de software en la nube para IA diseñados para optimizar el desarrollo, despliegue e iteración de modelos, consolidando aún más su posición como proveedor integral en el ecosistema de IA.
A pesar del rápido aumento de su valoración bursátil y algunas preocupaciones de analistas sobre su cotización, los fundamentos de CoreWeave permanecen sólidos. Su estrecha colaboración con Nvidia —que incluye una participación accionaria de Nvidia y la adopción temprana de la avanzada arquitectura Blackwell— garantiza el acceso a las GPU más demandadas. Aunque actualmente atraviesa una fase de fuerte inversión, estos gastos impulsan directamente la expansión de su capacidad para satisfacer una demanda insaciable. A medida que la IA avanza de manera imparable, la necesidad de infraestructura informática especializada y de alto rendimiento solo se intensificará. CoreWeave, al posicionarse estratégicamente como el “hiperescalador de la IA”, no solo está presenciando esta revolución; la está haciendo posible.

