¿Puede la integración vertical aterrizar un sueño volador?Joby Aviation enfrenta una convergencia crítica de vulnerabilidades estructurales que amenazan su ambiciosa visión de taxis aéreos. La compañía persigue una estrategia de integración vertical total, controlando todo desde la fabricación hasta las operaciones, lo que exige gastos de capital extraordinarios. Con pérdidas trimestrales superiores a los 324 millones de dólares y reservas de efectivo que se agotan rápidamente, Joby debe recaudar continuamente financiamiento de capital, diluyendo perpetuamente a los accionistas. Este modelo de alto consumo choca con un entorno macroeconómico punitivo donde las tasas de interés elevadas aumentan drásticamente el costo del capital para ventures sin ingresos, multiplicando la presión financiera en el momento preciso equivocado.
La fricción regulatoria agrava estos vientos económicos en contra. La FAA ha solicitado documentación adicional de seguridad, retrasando potencialmente el despliegue comercial en EE.UU. más allá de 2027 y socavando severamente las proyecciones financieras. Aunque Joby ha logrado hitos técnicos como la preparación para pruebas de vuelo de Autorización de Inspección de Tipo, el mercado reconoce correctamente que la preparación de hardware no puede superar la inercia burocrática. La adquisición de Blade por 125 millones de dólares de Joby, destinada a acelerar la entrada al mercado, ahora yace inactiva como un activo costoso y no performante a la espera de autorización regulatoria. Mientras tanto, Joby enfrenta más de 100 millones de dólares en posibles responsabilidades de una demanda por secretos comerciales de Aerosonic sobre sondas de datos aéreos críticos, con el tribunal ya denegando la moción de Joby para desestimar.
La confluencia de estos desafíos crea un problema grave de valoración ajustada por riesgo. Los analistas proyectan un downside promedio del 30% desde los niveles actuales de negociación, con objetivos bajistas que sugieren caídas potenciales superiores al 65%. El pivote internacional de Joby hacia Dubái y Japón representa un hedge geopolítico contra retrasos de la FAA, pero introduce complejidad regulatoria al invertir la secuencia preferida de certificación. Las adquisiciones de la compañía de tecnología de vuelo autónomo (Xwing) y sistemas de potencia híbrida (H2Fly) pueden dispersar el enfoque de ingeniería lejos de los objetivos centrales de certificación. Con rentabilidad improbable antes de 2027-2028 y amenazas existenciales que abarcan dominios legales, regulatorios y financieros, el mercado está descontando racionalmente las perspectivas de Joby a pesar de sus logros técnicos.
