Petróleo en AugeEl mercado del petróleo ha experimentado un notable repunte esta semana, impulsado principalmente por sorpresas positivas en la inflación de Estados Unidos. Este avance ha llevado los precios del crudo a niveles no vistos desde agosto, con la mezcla estadounidense encontrando resistencia en el umbral psicológico de los 80 dólares por barril. Este contexto macroeconómico, junto con otros factores clave, configura un panorama interesante y dinámico para el oro negro.
La moderación de la inflación subyacente, que aumentó un 3.2%, por debajo de las expectativas del mercado, ha generado optimismo en torno a una posible postura menos agresiva por parte de la Fed. Esta perspectiva es crucial, ya que una política monetaria menos restrictiva podría actuar como un catalizador para la demanda de crudo a corto y mediano plazo. Una Fed menos agresiva podría añadir dinamismo a la economía y, por ende, un impulso para el consumo de energía.
Sin embargo, no todo son vientos favorables. La inminente inauguración presidencial en EE. UU. introduce un factor de incertidumbre que podría exacerbar la volatilidad en los mercados energéticos. Los inversores estarán atentos a las primeras políticas económicas de la nueva administración y su posible impacto en el sector petrolero. Un factor crucial político podría ser la incrementación de producción de petróleo en Estados Unidos.
En cuanto a los datos fundamentales del mercado, los inventarios de crudo en EE. UU. registraron una notable disminución de 1.961 millones de barriles, superando las previsiones de una caída de 1.6 millones y acumulando ocho semanas consecutivas de descensos. Esta reducción sugiere una demanda robusta, aunque es importante matizarla con la disminución en la actividad de las refinerías, según datos de la EIA, que podría ejercer presión a la baja sobre la demanda en el corto plazo. Las importaciones de petróleo crudo también muestran una tendencia a la baja en comparación con el mismo período del año anterior, lo que añade otra capa de complejidad.
El crudo WTI, en particular, ha superado el 2.5% de ganancia, alcanzando los 80 dólares por barril, su nivel más alto desde agosto. Este repunte se sustenta, además de las sorpresas inflacionarias, en la reciente debilidad del dólar. La correlación usualmente inversa entre el dólar y el petróleo se hace evidente en este contexto, donde un dólar más débil apoya la demanda de crudo.
A pesar de la incertidumbre geopolítica y los factores técnicos que influyen en el mercado, organizaciones como la OPEP mantienen una perspectiva optimista sobre la demanda global de petróleo, proyectando un aumento de 1.43 millones de barriles diarios para 2026, lo que refleja un crecimiento constante desde 2025. Este pronóstico, sumado a la reciente estabilidad en Medio Oriente tras el alto al fuego entre Israel y Hamas, que disipa temporalmente los temores de interrupciones en el suministro, ofrece cierta estabilidad al mercado.
En resumen, el precio del petróleo se encuentra en un punto crucial, influenciado por una compleja interacción de factores macroeconómicos, geopolíticos y técnicos. La moderación de la inflación en EE. UU. y la posible postura menos agresiva de la Fed ofrecen un impulso al mercado, pero la incertidumbre política y los datos mixtos sobre la oferta y la demanda introducen volatilidad.