¿El futuro económico de Japón en riesgo por aranceles?El Nikkei 225, principal índice bursátil de Japón, se encuentra en una coyuntura crítica ante la amenaza de aranceles estadounidenses de hasta un 35% sobre las importaciones japonesas. Esta postura firme del presidente de EE. UU., Donald Trump, ha desencadenado una caída significativa en los mercados bursátiles japoneses: el Nikkei 225 retrocedió un 1,1% y el índice más amplio Topix cayó un 0,6% el miércoles, acumulando varios días de pérdidas consecutivas. Esta reacción inmediata del mercado, marcada por una liquidación generalizada en todos los sectores, refleja una profunda preocupación por parte de los inversores y una anticipación de consecuencias negativas, especialmente para los sectores automotriz y agrícola, particularmente expuestos.
La fecha límite del 9 de julio para un acuerdo comercial es crucial, ya que el presidente Trump ha declarado explícitamente que no extenderá la actual exención arancelaria. Los aranceles propuestos superarían ampliamente los niveles anteriores, generando importantes cargas financieras para sectores que ya enfrentan gravámenes existentes. La economía japonesa, que ya padece una reciente contracción del PIB y una caída persistente en los salarios reales, es especialmente vulnerable a este tipo de choques externos. Esta fragilidad económica preexistente implica que los aranceles podrían agravar las debilidades actuales, precipitando al país hacia una recesión y alimentando el descontento interno.
Más allá de las preocupaciones comerciales inmediatas, Washington parece estar utilizando la amenaza arancelaria como un medio para presionar a aliados como Japón para que alcancen un gasto militar del 5% de su PIB en medio de crecientes tensiones geopolíticas. Esta exigencia pone a prueba la alianza militar "inquebrantable" entre EE. UU. y Japón, marcada por tensiones diplomáticas y los desafíos internos de Japón para cumplir con tales metas de defensa. La naturaleza impredecible de la política comercial estadounidense, combinada con estas corrientes geopolíticas, crea un entorno complejo en el que la estabilidad económica y la autonomía estratégica de Japón se ven simultáneamente amenazadas, requiriendo significativos ajustes estratégicos en sus relaciones internacionales.