Comentábamos la semana pasada la forma en que los fantasmas del pasado 2020 volvían a atemorizar a los inversores en cada recorte medianamente significativo que se producía en el Mercado. Precisamente este permanente temor es el que provoca que los inversores no acaben de caer en la euforia compradora y, como consecuencia, no se lleguen a producir grandes rallys...