La plata ha tenido un recorrido fascinante en los últimos años, marcado por momentos de gran volatilidad y movimientos significativos tanto al alza como a la baja. Tras alcanzar su máximo histórico en los 48 dólares por onza, la plata sufrió una drástica caída a partir de 2011, llegando a tocar los 13,55 dólares en 2015. Este descenso reflejó un mercado en fuerte corrección, afectado por diversos factores macroeconómicos y la percepción de los inversores sobre el valor de los metales preciosos.
Sin embargo, a partir de este punto bajo en 2015, la plata comenzó un impulso alcista que, aunque tuvo altibajos, logró llevar el precio nuevamente hacia niveles más altos. Este impulso continuó, y en mayo de 2024, la plata alcanzó los 31,95 dólares por onza, señalando un resurgimiento de interés y demanda en el metal.
En el mediano plazo, a pesar de este movimiento ascendente, el precio de la plata ha experimentado un retroceso. Este retroceso, que aún no ha culminado, ha visto el precio establecer un soporte en torno a los 28,63 dólares por onza. Este nivel de precio ha actuado como un "piso", sugiriendo que los inversores están buscando una estabilización antes de un posible nuevo movimiento al alza.
En el corto plazo, la plata ha mostrado signos de fuerza al romper una resistencia diaria en los 29 dólares por onza. Este rompimiento es significativo ya que podría señalar el inicio de un intento por parte del mercado de desafiar y posiblemente romper la parte superior de la estructura bajista que ha estado en vigor. Este escenario sugiere que los próximos movimientos de la plata podrían estar orientados a consolidar un cambio de tendencia, lo que podría atraer a más inversores y llevar el precio a explorar niveles más altos en el futuro cercano.