Los productos básicos son materias imprescindibles, normalmente de calidad homogénea, sin características diferenciadoras y comercializables, que sustentan la economía mundial y se comercializan en grandes cantidades, a través de múltiples mercados, en función de sus precios. Los productos básicos son una clase de activos que, por sí mismos, tienen una baja correlación respecto a las acciones y bonos, y que se presentan en diferentes formas. Existen diversas materias primas agrícolas a nivel de cultivo, como
café,
algodón,
azúcar y
trigo.
También están las materias primas industriales, que se explotan o se extraen, por ejemplo
aceite,
gas,
cobre y
oro. Su precio se ve condicionado por las recuperaciones o las recesiones económicas globales, por los avances en tecnología y por fenómenos naturales imprevistos. La forma más antigua de invertir en productos básicos es a través de un contrato de futuros que implica la entrega física en una fecha predeterminada, a menos que se venda antes de que concluya. Los futuros se pueden utilizar para especular con la intención de beneficiarse de las fluctuaciones de los precios. Los futuros de divisas funcionan de la misma manera y se utilizan para especular sobre los movimientos de los tipos de cambio.
